Chelonoidis nigra (Quoy & Gaimard, 1824)
Inglés: Galápagos tortoise
Alemán: Galápagos-Riesenschildkröte
Taxonomía: El género Chelonoidis se divide en 6 especies, siendo Chelonoidis nigra la especie que alcanza un tamaño mayor.
Aún podemos encontrar esta especie en algunos libros y webs bajo los nombres científicos de Geochelone nigra o Chelonoidis elephantopus.
Especies similares: Sólo podría parecerse a las tortugas gigantes de las Seychelles (del género Dipsochelys) por su gran tamaño, pero es una especie fácilmente identificable.
Morfología: El caparazón de estas tortugas es de un tamaño considerable, y como sucede en muchas tortugas terrestres está fuertemente abombado. Es de un color prácticamente negro, mate, sin manchas ni dibujos, donde se pueden apreciar perfectamente todas las líneas de crecimiento de cada escudo.
El plastrón es también de un color oscuro uniforme.
Esta especie posee patas muy robustas, y un largo cuello muy delgado. La cabeza en bastante angulosa (en las tortugas de las Seychelles, del género Dipsochelys, es mucho más redondeada).
Las distintas subespecies poseen un caparazón con formas diferenciadas ya que dependiendo del terreno, condiciones climáticas y alimentación disponible de cada hábitat donde las encontramos han evolucionado de forma distinta.
Hay muchas clasificaciones distintas dependiendo de las opiniones de cada autor. Algunas subespecies que no hemos considerado correctas son: C.n. ephippium (que habitaría en la isla Pinzón), C.n. nigra (que habitaría en la isla Floreana) y C.n. nigrita (que habitaría en la isla Santa Cruz).
Dimorfismo sexual: El macho posee un caparazón de mayor tamaño (en algunas ocasiones puede medir hasta el triple que la hembra), el plastrón tiene una forma cóncava y la cola es más ancha.
Tamaño: Esta especie puede llegar a alcanzar los
La subespecie C.n. porteri es la que alcanza un tamaño mayor, mientras que C.n. duncanensis es la más pequeña sobrepasando escasamente los
Distribución: Esta especie habita únicamente en el archipiélago de Las Galápagos (Ecuador). Podemos encontrar 5 subespecies en la isla Isabela (es la mayor de las islas del archipiélago, donde encontramos un mayor número de tortugas), y una sola subespecie en cada una de las siguientes islas: Pinta, San Salvador, Pinzón, Española, Fernandina, Santa Cruz, San Cristóbal y Floreana.
Hábitat: Los ejemplares de las distintas subespecies de Chelonoidis nigra habitan zonas con un ecosistema muy variado: hay subespecies que habitan en volcanes inactivos, zonas pedregosas, zonas secas con vegetación baja e incluso en zonas muy cercanas al mar (C.n. microphyes), con alta humedad.
Al encontrarse en el ecuador las temperaturas de estas islas son muy moderadas y constantes todo el año. En cambio estas zonas se ven muy afectadas por épocas de sequía y épocas de lluvia (es una zona muy afectada por el Niño y
Mantenimiento: No se recomienda el mantenimiento en cautividad de esta especie excepto si se dispone de un recinto de gran tamaño con una caseta adecuada para poder mantener a estos animales durante los meses más fríos.
Se deberá disponer de un recinto al aire libre de un gran tamaño en una zona bien soleada. En este recinto se debería plantar algún árbol o gran arbusto para crear zonas de sombra, y será importante plantas una gran cantidad de plantas silvestres comestibles, césped, ...
El cercado debe tener entre 1 y
Durante los meses fríos deberemos albergar estas tortugas en una caseta de tamaño considerable con lámparas UVA/UVB, lámparas calentadoras, ... para evitar que hibernen (probablemente no soportarían un frío excesivo).
Esta especie sólo se encuentra en cautividad en algunos zoos de todo el mundo, ya que su gran protección impide a la gran mayoría de aficionados obtener algún ejemplar.
Alimentación: Esta especie es básicamente omnívora, ya que al habitar en zonas áridas no desperdicia ningún posible alimento.
Se alimenta básicamente de hiervas bajas y secas, ramas y frutos de varios arbustos, y será muy habitual ver estos animales alimentarse de cadáveres, excrementos y otros deshechos orgánicos.
En cautividad deberemos alimentar estos animales con una gran cantidad de hierba, pasto, heno, ....complementado con algunas hortalizas, hojas de parra o morera, plantas silvestres (cerraja, jaramago, diente de león, ...). Su dieta siempre debe ser muy alta en fibra, pero en este caso deberá contener también una importante aportación proteica a base de carne picada con muy poca grasa, al igual que también les podemos dar algunas frutas de forma eventual (sandía, manzana, melón, pera, melocotón ...).
En libertad se suele alimentar de Opuntia arborea, una especie de cactus típica de la zona. Este alimento se puede sustituir por las palas de chumbera (una especie de Opuntia autóctona de España) y también por los higos chumbos, que se comerán con gran deleite.
Comportamiento: No se conoce exactamente cuantos años pueden llegar a vivir estas tortugas, aunque se cree que pueden llegar a los 150 años (pero algunos autores aseguran que podrían ser de varios siglos).
Esta especie puede aguantar mucho tiempo sin comer ni beber. Al cabo de unas semanas de no beber, emprenderán pequeñas peregrinaciones hasta zonas con agua permanente, marcando pequeños caminos que utilizarán ellas mismas y todas las generaciones posteriores. Según BONIN, DEVAUX y DUPRÉ en un solo baño pueden llegar a absorber hasta un 15 % de su peso.
También se suelen bañar en lodazales, lo que las libera de parásitos (este mismo método utilizan la mayoría de animales de la sabana africana, como el elefante o el rinoceronte). Muy a menudo observaremos que pequeños pinzones se posan sobre ellas y se alimentan con los pequeños insectos y parásitos que puedan tener.
Esta especie fue estudiada a fondo por Charles Darwin, al igual que sucedió con las distintas especies de pinzones que habitan las islas de este archipiélago. Darwin observó diferencias en la morfología y tamaño de los caparazones de las tortugas (y de los picos de los pinzones), lo que le llevó a deducir que serían adaptaciones al hábitat y alimento de las distintas islas. Sin duda estas observaciones fueron parte de la base de su famosa Teoría de la evolución.
Reproducción: Las cópulas se producen sobretodo en las épocas de lluvias. Los machos durante el cortejo son realmente insistentes, persiguiendo a la hembra allá donde vaya (que suele tener un tamaño mucho inferior al suyo), y empiezan a dar vueltas a su alrededor y a morderles las patas.
Cuando la hembra se para y se esconde en el caparazón, en posición sumisa, el macho procede a montarla apoyando sus fuertes patas delanteras en su caparazón. La cópula dura muy poco tiempo, ya que si no se podrías correr el riesgo de que la hembra muriera aplastada en algunas ocasiones. Durante la cópula, como es habitual, los macho emiten fuertes bramidos, que en este caso pueden oírse a distancias bastante alejadas.
Las hembras pondrán de
Los huevos miden unos
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